La historia del códice se inicia en La Coruña, cuando Isaac, hijo de Salomón de Braga, le encargó al famoso escribano Moisés Ibn Zabara la redacción de un manuscrito de la Tanak, junto con el rabino David Kimchi y el gramático Sefer Mikhol. En el colofón que cierra el manuscrito, Ibn Zabara se declara el único responsable del texto de los 245 libros de la Biblia, habiéndolo copiado, anotado, corregido, realizado las pertinentes marcaciones vocales y supervisado en orden a su adecuación a la tradición. Este celo en ajustarse a la herencia recibida demuestra la importancia que tenía para las comunidades judías la perpetuación de la misma, en una época en la que ya empezaban a sentir la presión creciente de la Inquisición española.
La obra fue planteada, desde el principio, como un objeto lujoso. Doscientas de sus más de novecientas páginas aparecen iluminadas con vivos colores y aplicaciones de oro. La importancia que se le concedió a las ilustraciones y ornamentaciones del códice se hace patente en el hecho que el artista responsable de las mismas, Joseph Ibn Hayyim, firmó su propio colofón al final del tomo, algo poco usual en la época.
Lo cierto es que Ibn Hayyim plasmó una obra de estilo único, plagada de imágenes antropomórficas y zoomórficas, así como figuras muy estilizadas y muchas incluso abstractas. Entre las más conseguidas podemos destacar la del Rey David en su trono o la de Jonás siendo engullido por la ballena. No nos encontramos, desde luego, ante un proyecto austero, sino todo lo contrario: se percibe un clara interés por seducir al órgano de la vista.
El manuscrito original se encuentra todavía alojado en su caja de piel original y ha sido objeto de una reciente edición facsímil, limitada y numerada, que permite gozar de su exclusiva belleza en un estado prácticamente idéntico al original.
ANTON KOBERGER, PADRE DE LAS BIBLIAS IMPRESAS
Los libros y rollos manuscritos tienen miles de años de historia, pero no podemos decir lo mismo de los libros impresos. Los primeros de los que se tiene conocimiento se imprimieron en China con bloques de madera tallados y datan del año 868 de nuestra era. Hubo que esperar hasta 1455, aproximadamente, para que el alemán Johannes Gutenberg, usando los tipos móviles de metal de su invención, produjera el primer libro impreso de importancia: una Biblia en latín. Pocos años después, cuando la industria editorial alcanzó cierto desarrollo, la Biblia y otras publicaciones comenzaron a tener una amplia difusión. En Alemania, el centro de la actividad editorial era Nüremberg, ciudad natal de Anton Koberger, considerado el primer editor e impresor a gran escala de la Biblia. LEER MÁS
LA BIBLIA DE SACY Y EL ESPÍRITU DE PORT-ROYAL
Publicada en 1696 de manera póstuma, la llamada Biblia de Sacy fue impulsada por Louis-Isaac Lemaistre y llevó al ámbito de la traducción biblica el espíritu geométrico y racionalista presente en la Abadía de Port-Royal. Desde el mismo momento de su aparición, esta traducción se convirtió en una de las más populares en lengua francesa, debido sobre todo a la sobriedad y elegancia de su estilo, así como a las explicaciones que la acompañan. A pesar de ello, en su momento recibió no pocas críticas por su proximidad a las tesis jansenistas. Sin embargo, se siguió reimprimiendo a lo largo del tiempo, siendo enriquecida con grabados al cobre y publicada en todo tipo de formatos, desde los más economicos hasta los más lujosos. LEER MÁS
BOWYER Y EL GENIO DE LOUTHERBOURG
Si todas las biblias ilustradas tienen algo que las define como únicas, de la Biblia de Bowyer destacaríamos su extraordinaria extensión. La componen 45 volúmenes en los que se incluyen 6.000 grabados e ilustraciones de grandes artistas como Rafael, Rubens o Rembrandt. Existe mucha confusión en cuanto a la verdadera identidad de su autor, Robert Bowyer (1758-1834). Para la elaboración de tan ambicioso proyecto, Bowyer utilizó el texto de la Biblia de Thomas Macklin, que constaba de 7 volúmenes. La de Macklin fue reconocida en los círculos editoriales por ser la Biblia más extravagante publicada en su época. Las viñetas de Philip James de Loutherbourg, la portada y la contraportada proceden de esta edición. Para ilustrar cada aspecto del mundo bíblico, Bowyer recorrió Europa y Gran Bretaña. Las imágenes alcanzan desde ilustraciones dramáticas e intensas de los pasajes épicos de la Biblia, hasta imágenes naturalistas de plantas, animales e incluso fósiles. LEER MÁS
LAS EVANGELICAE HISTORIAE IMAGINES DE NADAL
La primera edición de la obra de Nadal fue publicada en 1593 y recibió el título de Evangelicae historiae imagines: ex ordine Euangeliorum quae toto anno in missae sacrificio recitantur in ordinem temporis vitae Christi digestae. Apareció sin nombre de impresor y reunía 153 láminas más una portada. El interés iconográfico de la obra es grande, aunque resulta extraño que haya pasado casi inadvertido a los estudiosos de la Contrarreforma. Es conocido su influjo en el pintor y tratadista Francisco Pacheco en su célebre Arte de la Pintura. Esta obra constituye un verdadero monumento del grabado flamenco y, desde luego, la obra cumbre de los hermanos Wiericx. La fijación de la iconografía se debe a los dibujantes que siguen el texto del padre Nadal y la interpretación del padre Diego Jiménez. Las estampas deben excitar la devoción de quien contempla esas escenas evangélicas. Se componen mediante secuencias temporales y símbolos parlantes que evocan el arte medieval, y que supeditan el valor estético de la imagen a la catequesis y a la devoción. LEER MÁS
LA BIBLIA DE WITTENBERG Y EL LEGADO DE LUTERO
Poco tiempo después de la publicación de sus 95 tesis en 1517, Martín Lutero emprendió la tarea de traducir la Biblia al alemán. Su versión del Nuevo Testamento se publicó en 1522, pero no fue hasta 1534 cuando se puso a disposición del gran público la edición completa de las Sagradas Escrituras en lengua vernácula, consolidando así el impulso de la Reforma. Esta edición estaba formada por dos volúmenes en cuarto, y contaba con los grabados a todo color de Lucas Cranach. En los siguientes cuarenta años se vendieron más de cien mil ejemplares de la llamada Biblia de Wittenberg o Germánica. LEER MÁS
TYNDALE, PRIMER TRADUCTOR DEL EVANGELIO AL INGLÉS
William Tyndale fue uno de los principales líderes de los reformadores religiosos del siglo XVI, ostentando el honor de ser el pionero en editar una traducción al inglés del Nuevo Testamento. Tyndale (1494-1536) nació en North Nibley, un pueblo ubicado a unos 20 km de Gloucester, y murió en Vilvoorden, a poca distancia de Bruselas. Estudió en Oxford y Cambridge, y llegó a dominar hasta ocho idiomas. Se tituló en teología y fue el primero en aprovechar la invención de la imprenta de caracteres móviles ideada por Gutenberg con el objetivo de imprimir las Sagradas Escrituras en inglés. Asimismo, promovió la edición de textos que, en su momento, eran considerados heréticos tanto por la Iglesia Católica como por la Iglesia de Inglaterra, incorporando algunas de estas perspectivas a su propia edición del Nuevo Testamento en forma de notas. Ello suscitó la prohibición de su traducción por parte de las autoridades eclesiásticas y la ejecución del propio Tyndale, que fue condenado a morir en la hoguera a instancias de Enrique VIII. LEER MÁS
ASPECTOS NOVEDOSOS
DE LA BIBLIA DE LÜBECK
La Biblia de Lübeck (1494), es una versión glosada en bajoalemán medio de la Vulgata. De las muchas ediciones de la Biblia que fueron publicadas a finales del siglo XV en dicho idioma, está considerada como una de las más destacadas por la elegancia de su estilo y la calidad de su impresión y sus ilustraciones. Aunque el editor incorporó no pocas referencias ajenas (entre ellas, las glosas de Lyra o algunos comentarios de Hugo de San Víctor), la versión es completamente original, al menos en su mayor parte, lo cual coloca esta edición por encima de otras que se limitaban a reproducir o parafrasear la publicada en 1466 por Johannes Mentelin en la ciudad de Estrasburgo. LEER MÁS
LA BIBLIA DE LIESVELT (1526) Y EL PRECIO DE LA AUDACIA
Amsterdam fue, desde finales del siglo XV hasta la primera mitad del siglo XVIII, una potencia cultural y editorial de primer orden, donde se concitaban algunos de los mejores grabadores e impresores del mundo. Uno de ellos fue Jakob van Liesvelt (1490-1545), un emprendedor dotado de una gran intuición comercial y de un extraordinario sentido de la oportunidad. Tanto es así que, en cuanto supo de la aparición de la traducción al alemán del Nuevo Testamento por parte de Lutero, se afanó en volcarla al holandés, completando la edición con una versión del Antiguo Testamento de inspiración católica. No fue hasta la reimpresión de 1535 cuando por fin incorporó la versión que Lutero había publicado un año antes, acompañada de un aparato propio de notas, en la línea de la Reforma, que le acarreó gravísimas consecuencias personales. VER